miércoles, 14 de octubre de 2009

Pepe Cerdá

El viernes pasado tenía lugar la inauguración de una nueva exposición de este gran pintor aragonés en La Lonja de Zaragoza. Esa misma mañana, para mi sorpresa, tuve la gran oportunidad de charlar con él, lo que no me extrañó fue encontrarlo en un bar. Como siempre, un placer escuchar sus anécdotas plagadas de su socarrón humor, rodeado por sus amigos y la siempre típica frase "la última y me voy a casa" que se convirtieron en varias.


Por la tarde, La Lonja, lugar emblemático de esta ciudad, estaba llena de sus amigos y conocidos demostrándole su apoyo ante esta nueva y magnífica exposición. Cuadros de gran dimensión, en los que mezcla óleo y acrílico. En la primera parte, podemos disfrutar de la maestría que tiene representando las luces, el agua y el paisaje. Personalmente, me impresionó el gran dominio que tiene al pintar las luces de la ciudad por la noche y, sobre todo, ese cuadro en el que en mitad de la noche aparece un hombre y se ve la diminuta luz del cigarrillo que está fumando. En la segunda parte, podemos ver una serie de retratos de personajes de su entorno. Lo que me transmitieron los cuadros fue una sensación relajada y melancólica, quizá porque hay muchos que representan la noche.


Antes, tenía la duda de qué pretendía Pepe Cerdá con su pintura y dentro de qué estilo podría estar, al leer el catálogo de la exposición, ha quedado resuelta:


"No soy un pintor figurativo, no soy un pintor abstracto, no soy un pintor clásico, no soy un pintor moderno. Me importan un rábano la posmodernidad, la ultramodernidad y la retroprogresión. Niego la muerte de la pintura. Me hago preguntas y las intento responder sobre una tela y tensadas en un bastidor. Las cosas artísticas, por otra parte, deben tener algo de sustancia, algo de mágico, de casual o de inexplicable, algo de evidentemente cierto pero imposible de contar de otro modo. Si además, como es el caso, se trata de pintura, ésta tendrá que emanar de lo que le es propio: algo que se llama plasticidad, fuerza, misterio, etcétera que, como todas las cosas que se llaman de muchas maneras, nadie sabe muy bien de qué se trata, pero que se evidencia con rabia al contemplar un buen cuadro en directo. Aspirar a que esto ocurra, tan sólo una vez, es motivo suficiente para dedicar toda una vida a la pintura. De estas cosas no se habla, ni falta que hace, aunque yo por mi carácter todo me lo tenga que explicar."



 Desde luego, una exposición que, si tenéis la oportunidad, deberíais ver y un personaje que merece la pena conocer.

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